Se define como resolución, la cantidad de píxeles que se utilizan para representar una imagen digital. Cuanto mayor es el número de píxeles que se encuentran ordenados en estos documentos, obtenemos imágenes con mayor detalle, mejor definición y texturas más complejas. Los píxeles, como unidad mínima de archivos mapa de bits, son clave para la correcta visualización en todos nuestros dispositivos digitales y para su reinterpretación en tramas de nuestros documentos impresos.
¿Qué ocurriría si sustituimos el número de píxeles que componen la imagen de un pueblo por el número real de vecinos que lo habitan?
Hacer este ejercicio de “remuestreo” con grandes poblaciones de uno, dos o cuatro millones de habitantes no supondría un gran cambio en la interpretación de las imágenes que lo representan, pero he elegido mi provincia de acogida, Soria, en la que existen algunas de las áreas con la menor densidad de población de toda Europa.
La despoblación es una realidad y sus habitantes envejecen olvidados entre leyes globales muy alejadadas de las necesidades de la gente pequeña que vive en sitios pequeños. La falta de definición y representación de las comunidades rurales dificulta su reconocimiento y valoración, al igual que una imagen pixelada dificulta la percepción de los detalles. Es difícil ver la contribución que estas aldeas hacen a la sociedad y la economía cuando su imagen está velada, confusa y poco definida.